¿QUÉ ES MEJOR?

Pensemos en que, este año, la vida se ha empeñado en mostrarnos lo frágiles que somos, así como las estructuras en las que fundamentamos nuestras rutinas: el sistema de salud, el sistema educativo, el mercado laboral.

Lejos de estar esperando que termine el confinamiento, que podamos mandar a nuestros hijos a la escuela de nuevo, que podamos volver al trabajo, deberíamos hacernos a la idea de que el mundo ya cambió radicalmente.

Algunas cosas se mantendrán: seguiremos pensando en términos competitivos y el mundo seguirá premiando a aquellos que se desempeñen mejor.

La vida seguirá siendo ella misma: intensa, impredecible, retadora.

Pensemos en situaciones futuras que vivirá todo niño o joven al convertirse en adulto y llegar a la universidad o al mundo laboral: competirá en un deporte, expondrá un tema frente a su grupo y profesor, presentará una propuesta ante posibles clientes o ante colegas y jefes, se presentará a hacer exámenes importantes o a entrevistas de trabajo, etc.

La dureza mental le permitirá sentirse seguro de su preparación, mantenerse enfocado en el presente y listo para reaccionar ante cualquier eventualidad.

Pensemos que las escuelas abrirán unas semanas y volverán a cerrar ante futuras oleadas del virus.

Pensemos que seguimos viviendo en una zona sísmica y que los terremotos no negocian.

Conviene habituarse a la adversidad. Es valioso desarrollar la tolerancia a la frustración. Urge fortalecer la mente. Es necesario hackear la autoestima.

Nosotros, en Kanik promovemos la fortaleza y el alto desempeño.

Puede sonar duro, insensible y políticamente incorrecto, pero en el mundo sobreviven los más fuertes.

Sólo los fuertes pueden ayudar a los demás, porque ellos avanzan más rápido que el mundo.

Sería una locura promover la debilidad y la igualdad en la debilidad. Hay que promover el alto desempeño, la fuerza, el desarrollo de capacidades, la efectividad.

Pensemos: ¿qué es mejor 1) exageré en prepararnos o 2) lo siento, no pensé a futuro?

¿QUÉ ES MEJOR?
Invíctor Cortes Martinez

UNA EDUCACIÓN EFICAZ

Una educación eficaz debe contemplar los siguientes aspectos:

+ Emocional

Tus hijos e hijas deben tener oportunidades para reconocer sus emociones, desarrollar la empatía por los demás y practicar la asertividad.

+ Cognitivo

Ellos deben aprender a pensar, reconocer modelos mentales y pensar críticamente.

+ Desarrollo moral

Deben tener oportunidades para construir un sistema de valores que les permita convertirse en ciudadanos éticos.

+ Social

Tus hijos e hijas deben desarrollar habilidades comunicativas, interactuar con los demás y crecer con ellos.

Una educación que les brinde entrenamiento en cada uno de estos aspectos es una educación 4.0, adecuada para el momento que estamos viviendo.

UNA EDUCACIÓN EFICAZ
Invíctor Cortes Martinez

CÓMO CONSTRUIR AUTO-EFICACIA

Cuando las circunstancias nos sobrepasan y sentimos constantemente que nada que hagamos puede mejorar la situación, es fácil que aprendamos a sentirnos vulnerables.

Un mundo incierto, cambiante, confuso y complicado – exactamente como en el que estamos viviendo – nos entrena para sentirnos deprimidos, ansiosos, inseguros y vulnerables.

A nuestros niños y jóvenes también.

Muchos aprenden a sentirse en peligro. Los medios de comunicación, la escuela y la familia les troquelan el cerebro para la vulnerabilidad.

Muchos tienen, además, un temperamento propenso a sentirse vulnerables. De manera innata tienden a preocuparse.

Pero hay niños y jóvenes que aprenden a soportar las adversidades y salir fortalecidos de ellas. Esa capacidad se llama resiliencia y se puede desarrollar.

Hay gente que aprende a creer que puede levantarse de las derrotas. Que puede adquirir las habilidades que no tiene y superar retos.

Hay gente que trae de nacimiento el optimismo. Y hay quien necesita aprenderlo.

Desarrollar una competencia de cualquier tipo refuerza la sensación de optimismo. La estructura mental optimista genera esperanza, lo cual capacita para enfrentar nuevos desafíos y correr riesgos.

La superación de retos aumenta la sensación de auto-eficacia, la cual incrementa la posibilidad de que se superen nuevos desafíos en el futuro, con el correspondiente crecimiento de la sensación de auto-eficacia.

Un círculo virtuoso sólido para nuestros niños y jóvenes.

CÓMO CONSTRUIR AUTO-EFICACIA
Invíctor Cortes Martinez

Resiliencia

LA LLAVE DEL ÉXITO DE TUS HIJOS

Tengo que decirte esto.

Tus hijos van a fracasar.

Y lo que va a hacer la diferencia entre su éxito en la vida y la mediocridad va a ser la manera en que se expliquen el fracaso a ellos mismos.

“¿Acaso la razón es una debilidad que tiene que ver conmigo?”

“¿Podría ser que haya fracasado por una deficiencia de mi intelecto?”

“¿Será que nunca me saldrá nada bien?”

“¿Y si jamás pudiera lograr nada?”

Una persona que dialoga consigo misma de esta manera está encaminada a la ansiedad, la depresión y la inseguridad, tanto laboral como social.

Los niños y jóvenes más fuertes aprenden:

+ a equilibrar el optimismo y el pesimismo.

+ a reconocer su responsabilidad por sus acciones.

+ a determinar cuáles aspectos pueden mejorar para obtener mejores resultados.

+ a debatir consigo mismos de manera lógica y rebatir sus argumentos con evidencias.

+ a tener una sana sensación de auto-eficacia.

La fuerza emocional es la llave que da acceso al talento y las capacidades intelectuales de los niños y jóvenes.

Esa fuerza se llama resiliencia y hay quien nace con una buena reserva de ella.

La buena noticia es que se puede aprender.

Y si la resiliencia es la llave del talento, entonces también es la clave del éxito en la vida.

¿Cómo haces para fortalecer la resiliencia de tus hijos?

LA LLAVE DEL ÉXITO DE TUS HIJOS
Invíctor Cortes Martinez

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¿LAS EMOCIONES SE PUEDEN CONTROLAR?

Controlar las emociones libera el camino a la inteligencia.

El cerebro de nuestros hijos es muy inteligente.

Frecuentemente, más que ellos.

Y eso nos pasa a todos: nuestro cerebro nos supera en inteligencia.

Su memoria es infinita, lo graba absolutamente todo.

Su creatividad es inagotable, chispeante y tórrida. Produce ocurrencias todo el tiempo, estemos dormidos o despiertos.

Su capacidad de adaptación frente a nuestras exigencias y ante las adversidades de la vida, es sorprendente.

Si tuviéramos control sobre nuestro cerebro, nuestra vida sería plena, en cualquier circunstancia. Seríamos felices en cualquier parte del mundo. Estaríamos satisfechos con lo que tuviéramos. Desearíamos menos cosas y lo poco que deseáramos, lo desearíamos poco.

Como padres razonables, no podemos desear algo mejor para nuestros hijos.

Pero, ¿las emociones se pueden controlar? ¿Acaso no dependen de lo que nos sucede? ¿De lo que alguien más nos hace? ¿De las opiniones de los demás sobre nuestro aspecto o sobre nuestro desempeño?

Las emociones se pueden controlar y la habilidad para controlarlas es clave para poder acceder a las habilidades cognitivas e intelectuales del cerebro.

Y la habilidad de controlar las emociones se puede entrenar.

Un niño ansioso no puede acordarse de las respuestas correctas para las preguntas de un examen.

Una niña triste difícilmente podrá evitar seguir recordando experiencias deprimentes.

Un joven enojado probablemente elegirá la peor de las opciones que se le presenten.

Suponiendo las mismas capacidades intelectuales en un grupo de niños o jóvenes, la diferencia en su desempeño académico o social será la destreza para controlar y/o cambiar sus emociones.

Y esa puede ser una diferencia abismal.

¿LAS EMOCIONES SE PUEDEN CONTROLAR?

Invíctor Cortes Martinez